Guernica en su contexto
Guernica es el nombre de un famoso cuadro de Pablo Picasso, que tiene como motivo el bombardeo de Guernica. El Gobierno de la República Española encargó a Picasso un cuadro que decorara el Pabellón Español durante la Exposición Internacional de 1937 en París. Picasso realizó un cuadro expresionista expresando su visión del bombardeo y lo llamó Guernica. Ha pasado a ser una obra fundamental.
Fue un episodio gratuitamente cruento, no había razones aparentes que justificaran el ataque de una pequeña ciudad como aquella, sin especial valor militar, poblada entonces casi exclusivamente por mujeres, niños y ancianos, ya que los hombres se encontraban en el frente. El bombardeo de esta ciudad vasca duró tres horas y cuarto, desde las cuatro y media de la tarde hasta las ocho menos cuarto. Durante las cuales, una poderosa flota de aviones consistente en bombarderos Junkers y Heinkel y cazas Heinkel, no cesó de descargar sobre la ciudad bombas de quinientos kilos, además de un número de proyectiles incendiarios de aluminio, que se ha calculado en más de mil. Mientras tanto, como relató un corresponsal del Times de Londres llamado Steer, los cazas volaban rasantes ametrallando a las personas que huían de la ciudad para refugiarse en el campo. Toda Guernica quedó inmediatamente en llamas y cualquier rastro de vida, tanto humano como animal, fue aniquilado brutalmente. Pero estos hechos que ahora narramos y que se encuentran perfectamente documentados, no siempre fueron contados así. Confirmando una vez más aquella sentencia de Esquilo que dice La primera baja en la guerra es la verdad, se acusó durante mucho tiempo desde el bando nacional, y posteriormente con el franquismo, de haber sido los propios vascos los que incendiaron su ciudad con latas de gasolina. A pesar de las pruebas, de los testigos internacionales y de las confesiones por parte de los alemanes (juicio de Nuremberg), en España se sostuvo durante años la tesis de la autodestrucción.
El primero de mayo de 1937 París vivió una fiesta del trabajo marcada por el rechazo vehemente de la destrucción de Guernica y por una fervorosa oposición al franquismo. Ese mismo día Picasso se puso a trabajar en el Guernica de un modo febril.
"En la pintura mural en la que estoy trabajando, y que titularé Guernica, y en todas mis últimas obras expreso claramente mi repulsión hacia la casta militar, que ha sumido a España en un océano de dolor y muerte".
Pablo Picasso, 1937.
Durante los siguientes diez días hizo numerosos bocetos de lo que podría ser el cuadro en su conjunto, así como de diversos elementos y personajes del mismo. El día 11 de mayo, Picasso, comenzó a trabajar sobre el soporte definitivo. Se trataba de una tela de 349 x 776 centímetros, instalada en un taller especial que Dora Maar había buscado para este propósito. Era tan inusualmente grande el tamaño del cuadro que ocupaba por completo toda la altura de la pared, y aún tenía que inclinarse un poco para que cupiese entre el suelo y las vigas del techo. Esta circunstancia y el hecho de que estuviera destinada a adherirse al muro del pabellón de la República Española forzaron al artista a ejecutarlo con un material que ofreciera una superficie sin brillos, por eso eligió una pintura vinílica Ripolin mate, de tipo industrial. El cuadro, que lo concluyó el 4 de junio de 1937, está pintado en blanco y negro, con una variadísima gama de grises y algunos toques azulados casi imperceptibles.
Fue voluntad del autor que esta obra suya estuviera en el Museo del Prado, pero nunca se llevó a cabo tal petición. Actualmente se encuentra en exposición permanente en el Museo Reina Sofía en Madrid, España.